A todos nos gusta sentir que cuidamos del medio ambiente. Nadie duda de los beneficios de esos cuidados, pero pocos son los que imaginan la relación directa que tiene el medio ambiente con la economía mundial.
Si pensamos en el planeta tierra como un ecosistema mundial, estamos ante un sistema ecológico que nutre la economía mundial para que siga con sus actividades de producción y de consumo. No sólo es la fuente de todos los recursos naturales y ambientales, sinó que tambien es el sumidero donde van a parar sus residuos. Estos residuos frecuentemente poseen un alto valor económico en tanto que son desechos revalorizables en muchos casos.
Cuando a causa del mismo sistema económico empiezan a sucederse cambios en este sistema ecológico, empiezan a aparecer los problemas, causando conflictos ambientalesque inevitablemente conllevan consecuencias no deseadas por nadie. Estos problemas no sólo abarcan pequeños sectores de la población, sino que fácilmente pueden llegar a tener carácter global o transnacional, poniendo en peligro el bienestar de toda la humanidad. El calentamiento global o el agotamiento de los recursos marinosserían ejemplos de estos problemas. En estos casos es necesaria una colaboración coordinada a nivel mundial para solucionarlos. Esta regularización ha venido de la mano de diferentes agentes provinientes del sistema económico mundial en visión de la desestabilización que estos problemas medioambientales podrían causar.
Aunque en tiempos remotos la relaciones entre la economía y la naturaleza recibieron especial atención, no ha sido hasta la década de los setenta que los economistas han vuelto a poner su atención en este tema. Fue entonces que empezaron a sonar voces que pusieron sobre la mesa el concepto de desarrollo sostenible. Esta perspectiva ha logrado poner un enfoque de largo plazo en los proyectos de desarrollo, de manera que los avances no comprometan las generaciones futuras. Ya se sabe, de nada sirve tener “pan para hoy y hambre para mañana”.