Hoy se han dado a conocer en un informe provisional los resultados de la auditoría interna del Partido Popular encargada por Rajoy y María Dolores de Cospedal ante el escándalo de Bárcenas y el pago de sueldos en B. Deben pensar estos políticos que los españoles nos chupamos el dedo porque los resultados de la auditoría no se han salido lo más mínimo del guión que claramente pre-establecería cualquier organización que se viese salpicada por un escándalo de este tipo.
Señalan que la situación financiera del PP está totalmente saneada desde 1995, que todos los pagos han sido objeto de retención fiscal y consignados en la contabilidad del partido y que no hay indicios de que ningún sobre cargado de dinero haya podido escaparse de su correspondiente asiento contable. Pulcras y ordenadas, así están las cuentas del PP según esta auditoría.
No creo que haya sobre la faz de la tierra alguien tan sumamente ingenuo como para creer que los resultados de la auditoría podrían haber sido diferentes. Esta auditoría interna realizada por Carmen Navarro, tesorera a sueldo actual del PP, es papel mojado que carece del más mínimo ápice de credibilidad por mi parte. ¿Se imaginan a la tesorera del partido político que gobierna el país señalando con su dedo inquisitor a las entrañas de la organización que le da de comer?
Vaya por delante que no dudo sobre la credibilidad de los datos investigados. El PP será culpable o no de las acusaciones que se están virtiendo sobre él, eso será un juez quién lo determine, pero obviamente una auditoría interna no es ni por asumo el camino correcto para demostrar su inocencia, máxime cuando las contabilidades A y B están claramente diferenciadas y son totalmente inconexas en las empresas que las practican.
El problema real reside en que seguir el rastro del dinero negro, si es esto lo que se pretende, es técnicamente muy complicado. Las donaciones a los partidos políticos se convirtieron en una fuente inexpugnable de entradas de remesas de euros desde orígenes desconocidos. Qué se ha hecho con este dinero es algo que realmente sólo conoce quién lo ha recibido.
El problema y los escándalos de este tipo sólo salen a la luz pública por la torpeza manifiesta de quienes lo gestionan. Normalmente, si no untas adecuadamente tu entorno, alguien termina yéndose de la lengua. Del mismo modo, crisis como las actuales hacen que el pastel a repartir se reduzca, con lo que los comensales se ponen nerviosos y alguno termina metiendo la pata. Tras ello, son la Fiscalía Anticorrupción y el Tribunal de Cuentas los que han de mover ficha. Las auditorías internas, como he señalado antes, sólo son papel mojado.
En El Blog Salmón | Sr. Rajoy ¿conoce el refrán de la mujer del César?, Cómo detectar los pagos en B en el entorno de Bárcenas y el Partido Popular (o cualquier otro) y Cuando la corrupción llega a las raíces del sistema
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