Invertir en bolsa, pero con otros productos bancarios

otras formas de invertirNo solamente puede desarrollarse invertir en bolsa directamente a través de los mercados, con la compra y venta de acciones. Hay otras formas para canalizar los deseos de los pequeños inversores, y especialmente si desean protegerse de los riesgos que conlleva su contratación directa, sin intermediarios. Y para lo cual se ha diseñado varios modelos que tienen como denominador común la incorporación de la renta variable en sus carteras de inversión.

 

Uno de los productos que pueden propiciar la entrada en la bolsa, pero desde un punto de vista más defensivo, son los depósitos que están vinculados a esta activo financieros. Basan su estrategia en elevar la rentabilidad de sus productos si se cumplen con unas expectativas en la cesta de valores a la que están ligadas sus imposiciones. Garantizan una rentabilidad mínima, aunque muy baja, y partir de aquí se elevará en función de la cotización de los mismos, aunque de ninguna forma bajo porcentajes espectaculares. No obstante, y como elemento negativo, no se recogen todas las perspectivas alcistas de los mercados, y están destinadas a usuarios en donde prima la seguridad por encima del riesgo.

 

Otro de los modelos financieros que recogen esta tendencia son los fondos de inversión, tanto en sus formatos de renta variable como mixtos, que permiten a los usuarios incorporarse a los mercados de renta variable, pero sin asumir tantos riesgos, y protegiendo más sus posiciones. Y con la ventaja que pueden diversificar su cartera de inversión a través diseños de las gestoras, con propuestas muy variadas en donde están presentes todas las opciones bursátiles posibles, nacionales, internacionales, pero también en función de los sectores, índices y toda clase de valores.

 

Es, en definitiva, una alternativa para los usuarios bancarios que no desean exponerse a las incertidumbre de las bolsas, y optan por cobijar sus ahorros en productos que más estables y seguros. Con los que puede conseguirse una alta rentabilidad, aunque sin la brillantez de la generada en los mercados de renta variable a través de la compra y venta de acciones.