Paraísos fiscales

Los considerados “paraísos fiscales” no son más que países que en el ejercicio de su libertad en materia fiscal, elijen la opción de establecer una fiscalidad reducida, (en mayor o menor grado).
Los contribuyentes que envían o invierten capitales en dichos “paraísos fiscales” son personas que libremente deciden donde invertir o guardar el dinero que han conseguido a base de su
, trabajo, rentas, etc…
El hecho de que en el mundo haya distintas visiones/versiones económicas, con distintos tratos fiscales y regulatorios, es una cosa sana y normal. La gente luego elegirá libremente en cual de esas versiones desea invertir su dinero.
Si la gente de forma libre y mayoritaria, decidiera invertir su dinero en esa versión económica llamada “paraísos fiscales”, al resto de países no les quedaría más remedio que adecuarse a la voluntad de la gente y reducir su fiscalidad. Es lo que tiene la libre competencia.
Dicho lo cual, y en mi opinión, lo que debería potenciarse es la libre circulación de capitales, de forma que se facilitase a las rentas más modestas el que pudieran disfrutar más fácilmente de dichos “paraísos” (si así lo desean). En ningún caso eliminarlos.
Lamentablemente, quienes promueven todo tipo de persecuciones contra los “paraísos fiscales” no parecen ser conscientes de que, gracias a la competencia tributaria internacional, este tipo de jurisdicciones actúa como un límite a las subidas de impuestos que pueden aprobar países en los que el Estado tiene un papel mucho mayor en la economía. Por esta razón, ni siquiera hace falta tener nuestros ahorros en dichas demarcaciones para beneficiarse del impacto internacional que tienen sus atractivos modelos tributarios.
Los paraísos fiscales no son solamente un refugio para rentas altas. Es evidente que quienes más tienen pueden aprovecharse mejor de estas ventajas, pero la puerta está abierta para todo el que, legalmente, quiera llevar ahí sus ahorros .