Si hay una noticia que no es del agrado de los inversores minoristas, esa es el anuncio de una ampliación de capital. Y en este sentido, la empresa de telecomunicaciones Telefónica tiene previsto realizar una ampliación en los próximos días, antes que se cierre el primer semestre del año, y que servirá para adquirir un grupo de telefonía en Brasil.
Cada vez que se producen estos movimientos empresariales la acción de la compañía tiende a bajar en su cotización, como consecuencia de la dilución de los títulos. Son muchas las empresas de análisis que recomiendan a esta empresa española para tomar posiciones en la renta variable.
Y con el aliciente, que a primeros de mayo repartirá un dividendo entre sus accionistas de 0,40 euros por acción, con una rentabilidad en torno al 3%, y por supuesto que uno de los más generosas del mercado bursátil.
Ante este escenario, puede ser ocasión para tomar la retribución de la compañía y deshacer las posiciones ante una previsible bajada en sus precios. Y trasladarse a otros valores que estén en marcada tendencia alcista. No en vano, las ampliaciones de capital no son muy bien recibidas en los parquets bursátiles, sino todo lo contrario. Y claro está, no es cuestión de perder parte de las plusvalías generadas, o de entrar en el valor en estos momentos.
También habrá que atender a las condiciones de la ampliación, y se habrá algún grado de preferencia a los pequeños y medianos inversores. La cotización de este valor lleva una tendencia alcista desde que empezase el año, con una revalorización de dos dígitos, pero la incertidumbre que pesa entre los ahorradores es conocer qué pasará realmente cuando llegue el momento definitivo de realizar la ampliación.
A largo y medio plazo puede ser una operación beneficiosa para los pequeños accionistas, pero las dudas se instalan en el corto, donde previsiblemente se puedan recortar sus precios ante el efecto de esta operación empresarial, que casi siempre va en contra de los intereses de los ahorradores, y salvo raras excepciones.